domingo, 11 de noviembre de 2018

DÍA 1: EL FATÍDICO DIA - 2ª Parte (La burocracia y los protocolos)

Lunes, 6 de noviembre de 2017

Se ha montado un buen revuelo, hay varios profesores calmando a los alumnos que han salido de sus aulas, bien por el cambio de clase, bien porque han escuchado el bullicio. Algunos compañeros se acercan, me abrazan, me preguntan como estoy, tienen cara de preocupación, debo tener mal aspecto... yo sigo aturdido, no tengo muy claro donde ir... si a jefatura del Tierras, a dirección (que está en el edificio Masa Solís, a unos 300 metros)... no sé muy bien qué hacer. 
Me encuentro con mi mujer, que es compañera en el centro... su cara lo dice todo... está asustada y no puede reprimir las lágrimas. Me dicen que el director ya viene de camino. "Antonio" (mi agresor) está por allí, a pocos metros de mí, hablando con unos y con otros. Algún compañero me acompaña a la sala de profesores del Tierras Llanas, vamos de camino cuando escucho voces... "Antonio", está vociferando a una compañera... tengo miedo que la agreda a ella. De repente, me percato que es mi mujer, estoy muy nervioso y noto cómo la adrenalina se me dispara, tengo miedo de que pueda agredirla a ella, voy hacia ellos sin tener muy claro en qué acabará esta vez la cosa, desde luego mi talante ya no es el mismo... que sea lo que Dios quiera -me digo interiormente. 
Mi compañero Alejandro entiende lo que pasa y me detiene a tiempo, algún otro compañero interviene también para calmar la situación, acompañando al alumno a jefatura y alejándolo de mi mujer. 
Ya con la situación mas tranquila vuelvo a entrar a la nave de comercio, al departamento. Un devenir de alumnos y profesores, se interesan por mi estado... les transmito calma y les digo que estoy bien, que no ha sido nada, aunque creo que mi aspecto no debe tranquilizarles mucho. 
Estoy dolorido, de la cintura para arriba no hay zona que no me duela, pero no me preocupa demasiado... lo peor es la nuca... - ¡qué dolor!. 
Alguien me dice de nuevo que vaya a la sala de profesores del Tierras, que el director ha llegado. Cuando estoy entrando en el edificio Tierras Llanas, veo al vigilante, que está en la conserjería, en lo que según parece es su puesto (ni yo ni ninguno de mis compañeros sabe muy bien cuáles son sus funciones), aún no me explico cómo es que no se ha personado para mediar, o intervenir de algún modo en la situación (días después supe que una de mis alumnas, una de las que salió rápidamente de clase y avisó a mis compañeros, acudió también posteriormente a pedirle ayuda, y que su respuesta fue...  "ya se ha avisado al director y lo estamos esperando") -inaudito.
Entro en el edificio y me dirijo a Jefatura, pero una de las jefas de estudio me indica que están tomando declaración al alumno, y que espere en la sala de profesores, que está junto a jefatura. Así lo hago. (Poco después hubo que tomarle declaración de nuevo, al ser menor, la declaración tomada sin presencia de su totor legal, no es válida)
Pasan unos 25 minutos, la adrenalina de mi cuerpo empieza a desaparecer y mi cuerpo empieza a enfriarse, empiezo a sentir dolores en sitios donde no era consciente de haber recibido ningún golpe. El cuello me mata e intento buscar una postura donde reposar la cabeza, la mandíbula también me duele ("Antonio" tiene un buen gancho).

Acaba la toma de declaración de "Antonio" y me llaman para entrar. 
Tanto director como jefas de estudio, me tranquilizan, se preocupan por mi estado y me transmiten su solidaridad. Yo en ese momento sólo pienso en el montón de papeleo que tendrán que hacer por culpa de este incidente, y no puedo evitar sentirme culpable por ello... soy más de intentar ahorrar trabajo a mis compañeros, no de generarles más. 

El director me pide que le cuente lo ocurrido y yo voy narrándoselo mientras él toma notas de su puño y letra, es lo más rápido porque quiere que vaya cuanto antes al centro médico a que me examinen y emitan un parte de lesiones. También me recomienda denunciar después, con dicho parte de lesiones, ante la guardia civil. Después de todo eso, firmaré la toma de declaración (según parece es el protocolo).

En este punto, mencionar que la situación vivida con posterioridad y que narraré mas adelante, me obliga a recomendar la presencia del 112. Hago esta recomendación, por si estas líneas llegaran algún día a ser leídas por algún responsable educativo. De no personarse el 112, o en su defecto cualquier facultativo con capacidad para emitir un parte de lesiones, cada uno, agresor y agredido, acude por su cuenta y riesgo a recibir asistencia médica para, además de paliar los daños sufridos, "quedar constancia de los mismos". Y en este punto, y no es mi caso, sin la presencia de testigos, ¿qué o quién impide que cualquiera de los dos se autolesione con la intención de manipular y fundamentar una versión diferente de lo sucedido?. En mi caso, el abuelo del niño, el presidente  de una confederación de asociaciones extremeñas de un colectivo desfavorecido, se personó con el menor al día siguiente en el instituto, para intentar mediar... el "niño" llevaba puesto un collarín en el cuello... no digo mas. 

Mi mujer me acompaña al centro médico de la localidad, explico lo que me ha pasado a la celadora que hay en la entrada, es curioso... no me mira a los ojos sino al arañazo de mi cuello. Enseguida me dice a qué consulta tengo que ir y nos dirigimos hacia allí. Hay mucha gente, y no hay ni un asiento libre... aunque me duela todo, toca esperar de pie. 

Me llaman a consulta y la médica que me atiende lo hace muy amablemente. Cuando le cuento lo sucedido noto que su amabilidad se acentúa aún mas, agradezco su solidaridad. Me examina con mucho cuidado y muy profesionalmente anota todo lo que ve.

El "Parte Judicial de Lesiones" queda como sigue:
"Eritemas en ambas mejillas, mas sobre ángulo mandibular, erosión en región latero-cervical derecha de aproximadamente 10 cm con zonas sangrantes, hematoma en brazo derecho, región posterior. Dolor mecánico en muñeca izquierda. Dolor en región cervical posterior con limitación de grados medios de lateralización". 

Mis lesiones quedan como se ven en las siguientes fotos:






Las cuatro primeras se realizaron mientras esperaba en el centro de salud, la foto nº 5, al día siguiente, tras una dura noche en la que no supe qué hacer con la joroba que me salió. La última, el estado en que quedó el reloj que llevaba puesto.

Recomiendación: realizar todas las fotos que podáis, tanto de las lesiones que sean perceptibles, como de los enseres personales que hayan sufrido algún daño (ropa, gafas, reloj, o cualquier otro), os serán requeridas por el forense que os sea asignado en el proceso judicial. No os confiéis, por bien que lo detalle el facultativo médico que levante el parte de lesiones, el informe del forense es el único que tendrá validez posteriormente. 

Tras avisar a la enfermera para que me cure el arañazo del cuello, termina de cumplimentar el parte, que imprime y firma. Tras una breve charla sobre lo expuestos que estamos ambos gremios (médicos y profesores) me dedica unas palabras de aliento y ánimo que le agradezco enormemente.

...siguiente cita, cuartel de la Guardia Civil.

Acompañado de mi mujer, nos dirigimos a las dependencias de la Guardia Civil para formular la pertinente denuncia. Cuando llegamos, el agente que está en la oficina está ocupado y tenemos que esperar, no hay sillas ni sala de espera y no aguanto en pie... por lo que decido sentarme en unos escalones y apoyar la espalda en la pared... en otras circunstancias me avergonzaría no guardar la debida compostura en un lugar como ese, pero hoy no puedo evitarlo... prima el dolor sobre las buenas formas.
A los diez o quince minutos nos hacen pasar. Tras una breve explicación de lo sucedido, el agente comienza a formular preguntas, y me informa de los derechos que me asisten al formular la denuncia... se nota que para él es un trámite muy habitual, pero a mi me suena todo a chino. Voy hablando y él va escribiendo en su ordenador... en ocasiones parece como si le dictara, y en otras es el propio agente el que busca una fórmula apropiada para redactar lo que le voy narrando. Me pide hacer una copia del "Parte Judicial de Lesiones" para adjuntarlo a la denuncia. Entre unas cosas y otras pasamos allí casi una hora. Al acabar, saca varias copias de la denuncia que he de firmar... y me devuelve una de ellas (junto con el parte de lesiones, es el segundo documento de hoy). Me intereso por el procedimiento, y el agente muy amablemente me informa de los pasos que se darán ahora, indicándome que tienen que informar al agresor (o tutor legal en este caso) de que ha sido denunciado. Así mismo, me indica que puedo presentar cuanta documentación crea necesaria para adjuntar a la denuncia, antes que sea remitida a la fiscalía.

Es hora de volver al instituto. Mi mujer, que conduce, lo hace despacio, notando mi dolor cuando pasa por los pasos de peatones sobreelevados que hay en la Avenida García Siñeriz de Miajadas. Deben ser en torno a las 12.30 de la mañana cuando llegamos al recinto del edificio Tierras Llanas. En la puerta están dos de mis alumnas que han presenciado todo... estaban muy nerviosas, por lo que le digo a mi mujer que me deje en la puerta antes de aparcar el coche, quiero tranquilizarlas.

Mientras hablo con ellas, percibo que hay dos hombres en la puerta que están hablando de lo sucedido. Sin duda, son familiares de "Antonio"... me pongo nervioso, pero caigo en la cuenta que ellos no tienen por qué conocerme, así que tiro de sangre fría y sigo hablando con las alumnas, bromeando con ellas para quitarle importancia a lo sucedido. Estoy allí unos minutos, y en ese tiempo escucho varios comentarios desproporcionados y desagradables de esos familiares: -"lo mejor en estos casos y ya metidos en faena es pisarle el cuello y tirar de chaira".
Manda narices, quizás los hubiese entendido si el agresor fuera yo, pero "leñe", que soy el que ha recibido, no el que ha dado.
Dos jefas de estudios que han debido verme en la distancia, salen discretamente para acompañarme dentro y evitarme otro mal trago con esos familiares... vamos de nuevo al departamento de comercio, porque según parece, hay un número indeterminado de familiares de "Antonio" en el edificio Tierras Llanas, supongo que acompañando al menor mientras se le toma declaración, es lo legal según parece (aunque dudo mucho que sean necesarias muchas mas personas que los tutores legales del menor).

Ya mas tranquilas, ambas jefas de estudio se interesan por mi estado y me transmiten su apoyo y felicitaciones por mi forma de actuar.

Tengo que esperar, no puedo irme a casa hasta firmar mi toma de declaración, pero hasta que no acaben con "Antonio" y sus familiares, no parece prudente que me persone en el edificio Tierras Llanas. Me avisan pasado un buen rato, y me presento ante mi director. Vaya problemón en el que le he metido... papeleo y más papeleo.

Revisa las notas que tomó esta mañana y las va pasando a ordenador a la vez que les va dando forma en voz alta. Evidentemente me ratifico en todo lo que dije esta mañana, matizando algún detalle que no pudiera quedar lo suficientemente claro. Terminamos y son casi las 15h. Imprime la copias pertinentes y las firmo quedándome con una de ellas (tercer documento de la mañana).

Me voy a casa... estoy deseando llegar, aunque temo que mis hijos pequeños (8 y 5 años) perciban mi estado. Por su puesto, no puedo decirles que un alumno me ha pegado una paliza, para ellos, como para casi todos los niños, sus padres son invencibles y sus profesores divinidades a las que no concebirían que nadie pudiese golpear de semejante forma... tendré que inventarme alguna historia para contarles.