martes, 6 de noviembre de 2018

DÍA 1: EL FATÍDICO DIA - 1ª Parte (La agresión)

Lunes, 6 de noviembre de 2017

Como cada lunes, tras 40 minutos de trayecto, me dispongo a comenzar mis clases. Hoy las iniciaré con la asignatura "Comercio Electrónico", hablaremos de "Branding", es un tema muy dinámico y  suele enganchar a los alumnos rápidamente, por lo que doy comienzo a las explicaciones con bastante buen ánimo.
Son las 9,10 de la mañana y aunque hay pocos alumnos, tal y como preveía el tema les gusta, y a pesar de ser lunes a segunda hora están muy participativos. 
A las 9,45, en medio de la explicación, oigo un fuerte grito en el pasillo, por lo que interrumpo mi clase y salgo del aula para ver qué sucede. En el hall de la nave de comercio, donde se encuentra mi clase, me encuentro a un alumno de FP básica al que conozco (llamémosle Fran, para no citar su verdadero nombre), y al preguntarle me dice que él no ha gritado, que ha sido otro alumno que ha salido corriendo... salgo a la puerta y efectivamente, a unos 30 metros, veo a un alumno con una sudadera fluorescente que se aleja con paso acelerado hacia el edificio de Bachilleratos, por lo que sin decirle nada, me doy la vuelta, saludo de nuevo a "Fran", y vuelvo a entrar en mi clase para continuar donde lo dejé. 

El Gonzalo Torrente Ballester tiene una configuración algo peculiar, heredada de la fusión de dos centros, el Masa Solís, y el Tierras Llanas. El edificio principal (antiguo Masa Solís), en el que se imparte la secundaria, se encuentra a unos 300 metros del antiguo Tierras Llanas. Este último, está a su vez dividido en tres edificios, uno principal, en el que se imparte el bachillerato y FP de Grado Superior, y dos naves situadas a unos 40 metros de este edificio, en las que se sitúan las aulas de FP de grado medio y FP Básica, de las familias de Comercio e Industrias Alimentarias.

Quedan unos 15 minutos de clase, por lo que no debo perder tiempo.
Apenas 5 minutos después, vuelven a producirse los gritos, por lo que de nuevo interrumpo mi explicación para salir otra vez al pasillo, donde veo a "Fran", que esta vez está acompañado del alumno de la sudadera fluorescente que antes vi alejarse - esta vez no se ha molestado en huir. 
- ¿Qué es lo que sucede? - le pregunto.
- Nada, ¿qué pasa? - me contesta en actitud desafiante. 
- ¿Y esos gritos? - se encoge de hombros y no dice nada. Hago un rápido análisis de la situación, quedan apenas 10 minutos de clase, tanto el profesor de guardia como la jefatura de estudios está en el edificio de Bachilleratos (Tierras Llanas), además al estar uno de los jefes de estudios de baja, posiblemente no haya nadie en la jefatura de ese edificio, la temática que estoy dando es atractiva y suele gustar a los alumnos... teniendo todo esto en cuenta, decido invitar a este alumno a entrar en mi clase, seguro que como he hecho otras veces, consigo "entretenerlo".
- ¿Cómo te llamas? - le pregunto.
- Antonio - me dice con una sonrisa que me deja claro que ese no es su verdadero nombre, aun así me dirijo a él cordialmente por el nombre que me ha dado.
- Pues nada "Antonio", entra conmigo en clase si quieres los minutos que falten hasta que toque el timbre, ya verás cómo te gusta lo que estamos viendo.
Al entrar en clase, le doy paso, y me dirijo a mis alumnos: 
- Clase, este es "Antonio", el alumno que estaba gritando en el pasillo, nos va a acompañar el resto de la clase, para que vea lo interesante que es lo que estamos viendo. "Antonio", estos son mis alumnos, toma asiento por favor. - le digo señalándole con la mano a una de las sillas que está al fondo de uno de los dos pasillos que tiene el aula de informática en el que nos encontramos.

Continúo con la explicación, y apenas 2 o 3 minutos después, antes de darle participación a "Antonio" para que se integre y participe en la clase, veo que está jugando con la silla de oficina donde se había sentado, impulsándose con los pies y levantándolos del suelo para dar vueltas sobre sí mismo. 
- "Antonio" por favor, deja de molestar, estamos en mitad de una clase. 

"Antonio" aún en estado tranquilo, se sonríe y mofa, pero acaba dejando de dar vueltas en la silla.
Continúo con la explicación. No llevo ni dos minutos con ella y "Antonio" vuelve a las andadas. Esta vez ya no da vueltas, ahora se impulsa con ambos pies y se desliza con la silla (que tiene ruedas) hasta chocar con las mesas una y otra vez... me quedo perplejo, y me tomo un instante para pensar qué hacer. 
- "Antonio" por favor, si no sabes estar sentado, vente aquí junto a la puerta y te quedas de pie. - le digo en tono tranquilo. 

"Antonio" se levanta de inmediato y se dirige a mi posición, pues estoy junto a la puerta, parece que va a hacer lo que le he dicho... pero cuando llega a mi altura, se acerca apenas a 5 cm de mi cara y suelta:
- ¿Sabes qué te digo?. Que no me pongo de pie porque no me da la gana. 

Está a escasos centímetros de mi cara, es unos centímetros más bajo que yo, y por la forma de contestar parece que ha perdido el control, por lo que en previsión que pudiera lanzarme un cabezazo sin pensarlo antes, me alejo un poco de él... pienso un poco y creo que la situación podría descontrolarse por lo que le pido que me acompañe a jefatura de estudios, cogiendo su mochila, que ha dejado en una mesa que tenemos al lado. Es en ese preciso instante cuando "Antonio" me da un fuerte empujón que me desplaza un metro aproximadamente hacia atrás... me quedo perplejo, cuando le veo a un par de metros botando con los puños arriba, como si fuera un boxeador. Ahora sí que está fuera de control -pienso.
Decido poner las manos a la espalda, para demostrarle que esto no iba a ser una pelea, que no tenía intención de defenderme, y le advierto:
- "Antonio", piensa muy bien lo que vas a hacer - le digo mientras noto como mi pulso se dispara- si me agredes esto ya no irá a jefatura de estudios, sino a la Guardia Civil, piénsalo bien, y si quieres hacerlo adelante, pero piensa en las consecuencias.   
En ese momento deja de botar, parece que se lo está pensando... y me hago la ilusión que la situación aún puede ser reconducida. Me distraigo un instante al mirar a mi izquierda, la cara de mis alumnos al asistir a tan esperpéntico espectáculo, lo dice todo.
En ese instante, "Antonio" explota. Me lanza un primer gancho de izquierda que impacta sobre mi mandíbula desplazándome unos metros hacia atrás hasta encontrar una mesa que me sirve de apoyo, vuelve sobre mí con otro gancho, esta vez de derechas, que también hace blanco en mi mandíbula... medio aturdido, intento mantener la cabeza fría, lanza otro gancho y esta vez lo esquivo agachándome, el cuerpo me pide otra cosa, levantarme y responder con igual contundencia, pero me centro en repetirme internamente "sujeta, no agredas", "sujeta, no agredas", así dejando el boxeo por un instante, como si de un jugador de rugby se tratase, le hago un placaje y me agarro a su cintura... (gran error por mi parte al asumir lo que después se ha demostrado como un gran riesgo). "Antonio", al verme en esa posición, sigue lanzando puñetazos buscando mi cabeza y espalda... varios de ellos impactan fuertemente sobre mi zona cervical ya de por sí bastante maltrecha por una importante hernia cervical diagnosticada hace apenas año y medio.
Bien por el aturdimiento bien por la falta de equilibrio, caemos al suelo, no sé en qué posición estábamos, pero sí que yo continuaba agarrado a su cintura repitiendo en mi absurda obcecación "sujeta, no agredas", "sujeta, no agredas", mientras "Antonio" continuaba impactando salvajemente con sus puños en mi cabeza, cara y cuello... no sé el tiempo que pasamos así, pero se me hizo eterno. 

Parece que alguna de mis alumnas, se zafó de clase para pedir ayuda... finalmente entran en clase mi compañera María, y "Fran", el alumno que estaba en el hall, y me quitan a "Antonio" de encima, que me dedica un "te reviento los sesos", cuando nos separan. Yo lo miro, pero no digo nada, es como si mi mente no fuera capaz de asimilar lo sucedido y se hubiese marchado a otro lugar, no sé muy bien lo que ha pasado. 
María es una compañera recién llegada, es la primera vez que trabaja en educación, pero se la ve con ilusión y muy comprometida. Es muy joven, bajita y con un carácter muy dulce... no me explico de dónde sacó las fuerzas para, junto con Fran, quitarme a "Antonio" de encima, pero se lo agradezco enormemente. Al verme queda como en shock, tengo un profundo arañazo sangrante en el cuello, seguramente me lo haría "Antonio" con el reloj o alguna pulsera que llevase... es lo más llamativo... aunque también se aprecian los golpes en la mandíbula... pero mi principal preocupación es la nuca... me ha dado varios puñetazos, y me duele bastante.
Empiezan a llegar compañeros, profesor de guardia, compañeros del departamento de alimentaria, etc... tenemos un vigilante en el centro que está a pocos metros de allí, pero no le he visto, no sé cuál es su función, pero por allí no aparece.


Continuará en la siguiente entrada...