Viernes, 17 de noviembre de 2017
La semana ha sido dura, no
estoy acostumbrado a pasar tanto tiempo en casa. Lo bueno de estos días... que ya
tengo abogado. Por recomendación de mi buen amigo Manuel, me he dirigido a un
despacho privado, no puedo esperar a que la Administración ponga a mi disposición
la asistencia letrada de cuyo ofrecimiento no dejan de hacer gala en los medios
de comunicación. El despacho que me ha recomendado es González y Asociados,
https://www.gonzalez-asociados.es/, un prestigioso bufete situado en Mérida con
cuyos abogados he hablado e intercambiado impresiones durante estos días,
concretamente los que llevarán mi caso serán Carlos Blázquez Cruces y José
Antonio Trillo.
Lo peor de estos días, el
domingo pasado, cuando fuimos a visitar a mi madre y le conté lo sucedido (ya
había visto las noticias y no dejaba de preguntar cuando hablábamos por
teléfono... en persona hubiera sido casi imposible mentirle, ya sabéis, ese
sexto sentido que tienen todas las madres) vaya sofocón se llevó la
pobre.
Y volviendo al viernes 17, hoy
toca la visita al servicio de Salud y Riesgos Laborales. El psicólogo que tengo
que ver se llama Félix Marabel, y como dije en entradas anteriores es uno de
los mejores profesionales que he encontrado en toda esta historia.
Acudo a los módulos del tercer
milenio con suficiente antelación para saludar a algunos compañeros que me
han llamado y escrito en estos días. Mi mujer ha pedido permiso para
acompañarme porque sigo sin poder conducir (a ver si no se me olvida pedir el
justificante correspondiente).
Tras saludar a numerosos
compañeros, llego al Servicio de Salud y Riesgos Laborales puntualmente, a las
12:00. Félix me está esperando, y me saluda atentamente, preguntándome por mi
estado físico, aunque la rigidez de mi postura evidencia la respuesta. Me
invita a pasar a una sala de reuniones cercana, y comienza a explicarme el
motivo de esa entrevista. Poco a poco va desgranando cada uno de los síntomas
que podré experimentar o de hecho ya estoy experimentando, es como si alguien
que no te conoce de nada, se pusiera a describir cómo eres y acertase en todo,
una situación extraña aunque debe ser de manual, porque no falla una:
- "Miguel Ángel, esto que
te ha pasado es para tomárselo en serio, a pesar de que cada persona
interioriza de una forma distinta estos episodios traumáticos, a todos nos
afecta en mayor o menor medida, por muy fuertes y equilibrados que seamos...
puede ser que en un par de meses esto lo tengas superado, o puede que te
inhabilite de por vida".
- Uauuuuuu!!! Qué exagerado,
inhabilitarme de por vida, hombre estoy mal físicamente, pero de ánimos no me
veo tan mal... no creo que esto me hunda - pienso.
- Es probable que ya hayas
experimentado algunos síntomas que suelen darse en estos casos, irritabilidad,
rechazo a la socialización y el contacto con personas fuera de tu entorno más
cercano, recurrencia al recuerdo traumático.
-Jo, como he dicho debo ser un caso de
manual, tiene razón, reconozco que estoy irritable y cada vez que me encuentro
con alguien que me pregunta por lo sucedido, siento la necesidad de
explicarle que no tuve más opción que la de no defenderme, y esto me molesta
enormemente, por lo que evito en lo que puedo este tipo de contactos, incluso
he dejado de coger alguna que otra llamada telefónica. También reconstruyo en
mi mente lo sucedido una y otra vez, intento averiguar en qué momento exacto la
situación se descontroló y si hubiese podido hacer algo para controlarla.
- Das la impresión de ser
bastante proactivo -continúa diciendo- y probablemente superes todo esto sin
ningún problema, pero mi recomendación es que busques ayuda, lo que te pasa es
normal, pero debes tratarlo para asegurarte que lo superas sin problemas.
- Vale, Félix, agradezco tu
recomendación, ¿cómo lo haríamos?, ¿con qué frecuencia tendría que venir?.
- No Miguel Ángel, no me he
explicado bien, aquí no "tratamos" siento si te hecho creer que así
era... no hay ningún problema en que vengas cuando tú necesites, hablamos y me
vas contando y si quieres te voy dando algunas pautas... en lo que pueda ayudarte,
cuenta conmigo, pero lo que he querido decir es que sería necesario que
siguieras un tratamiento... que busques ayuda para tratarte, y que esa ayuda
sea a la mayor brevedad y si es posible y puedes permitírtelo, que no
escatimes... que como en todo, hay psicólogos buenos y malos, y los
"buenos", no están precisamente en las compañías donde les pagan una
auténtica miseria por tratar a un paciente en escasas sesiones de muy corta
duración.
- No doy crédito a lo que estoy
escuchando, y no lo digo por lo que me cuenta Félix, cuya sinceridad
agradezco... estoy absorto porque la famosa Asistencia Psicológica a la que
tenemos derecho los docentes "ES ESTO", lo que el Secretario General
de Educación ha prodigado por los medios de comunicación "ES ESTO",
lo que nos merecemos cuando pasamos por algo así "ES ESTO". - Vaya
Félix, no esperaba escuchar esto, pero agradezco enormemente tu franqueza. Si
no te importa, te agradecería alguna recomendación, si conoces a alguien por
aquí por Mérida.
Sin dudarlo, Félix me facilita
4 o 5 nombres para que tenga donde elegir (de paso, eso me demuestra que no
tiene ningún interés ni predilección por ninguno, sólo quiere ayudarme).
Tras este baño de realidad, me
sigue hablando de ciertas recomendaciones en cuanto a trámites con la administración.
Entre ellos, me recomienda solicitar la catalogación de mi baja como
"accidente laboral". Dicho en plata, y resumiendo sus palabras,
"si no es accidente de trabajo no te pagarán el 100% de la nómina..."
(como dice el refrán, después de cornudo, apaleado... pues en este caso al
revés... después de apaleado...). Tenéis el modelo de solicitud adjunto en esta
entrada.
Finalizamos la reunión... ha
sido larga, pero muy fructífera. Son las 14.00 y siendo viernes, no espero
encontrar ya al Secretario General de Educación en su despacho, pero quiero
pasar a verlo para agradecer su llamada del pasado viernes. Efectivamente, se
acaba de marchar porque tenía no sé qué asunto personal... lo esperado.
CONCLUSIÓN SOBRE LA
ASISTENCIA PSICOLÓGICA:
1740 € de psicólogo que NO paga
la Administración Educativa, sino TÚ MISMO.
¿No nos merecemos al menos un seguro que cubriese estas contingencias?
¿No nos merecemos al menos un seguro que cubriese estas contingencias?